os sarcófagos paleocristianos derivan de
los sarcófagos romanos y en su adorno se aprecia una evolución que va desde la simple decoración con estrígiles, es decir con molduras huecas y onduladas a los más complejos frisos que encierran escenas entre columnas arcadas. Por otro lado tenemos que las tallas exentas no son, por la
influencia de la tradición judía, contraria a la representación de la divinidad, muy frecuentes y se reducen a contados ejemplos del Buen Pastor.
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