sábado, 29 de mayo de 2010

LA PROPAGANDA DEL PODER.

El carácter aúlico de Versalles, de propaganda del poder, sirvió de exaltación de la monarquía absoluta del Rey más poderoso del momento: Luis XIV.
Tal es el aura de ordenada dignidad que emana de ese palacio que, muchos años después de su construcción, se convirtió en el centro donde estaban puestas todas las miradas. Allí fue donde se trazó el nuevo mapa europeo tras la primera guerra mundial, y allí fue donde se acordaron las deudas y reparaciones de dicha guerra. Así, el majestuoso Salón de los Espejos, fue el lugar donde se firmó el popular Tratado de Versalles. La elección de ese espacio no es producto del azar, sino de una razonada elección, pues se buscaba una imagen solemne para las disposiciones que pondrían fin a la mayor sangría que había conocido Europa hasta ese momento. Desgraciadamente, la imagen no lo es todo. Como ya sabéis, de cursos anteriores, el Tratado quedó socavado tempranamente...

¿Crees que actualmente persisten manifestaciones artísticas al servicio del poder similares a Versalles? ¿Podrías poner algún ejemplo? ¿Te parece que las grandes decisiones deben ir acompañadas de una imagen cuidada? ¿Vale para algo la imagen y la propaganda después del tormento de una guerra que afectó a decenas de millones de personas?

En la fotografía superior, de izquierda a derecha: Lloyd George, Orlando, Clemenceau y Wilson.

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